A finales de febrero de este año, Molly Coleman (70), empezó a sentirse mal, muy decaída, y su piel se puso de color amarillo. Le avisó a su hija y, en vez de llevarla a las clínicas que siempre había ido, decidió trasladarla a Clínica Bupa Santiago. "La verdad es que yo no la conocía y la experiencia fue excelente. Yo llegué amarilla y me atendieron de inmediato, con mucha contención desde el primer minuto", cuenta Molly Colleman.
Molly Colleman fue sometida a una resonancia magnética en la que se vio un tumor en la cabeza del páncreas. "En ese momento, decidimos realizarle una pancreatoduodenectomía, cirugía altamente compleja y técnicamente muy demandante. Era muy importante operarla, ya que en etapas tardías este tipo de cáncer tiene mal pronóstico", cuenta Waldo Martínez, cirujano especialista en páncreas y quien lideró su intervención.
A las dos semanas de la cirugía, Molly ya estaba dada de alta. Actualmente, se encuentra en terapia con quimioterapia preventiva. "Hoy, podemos decir que fue una cirugía curativa y una gran paciente", añade el doctor Martínez.
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