Las fracturas pelvis y acetábulo son patologías poco frecuentes, pero graves y asociadas a una importante morbilidad y mortalidad, es decir, pueden resultar en severas secuelas para el paciente o inclusive la muerte. Generalmente son producidas por mecanismos de alta energía, como accidentes automovilísticos, y también pueden ocurrir por mecanismos de baja energía como caídas a nivel, especialmente en pacientes adultos mayores.
La mayoría de los pacientes son hospitalizados y su manejo requiere un equipo multidisciplinario compuesto por varias especialidades que tratarán las lesiones asociadas, disminuirán las complicaciones y rehabilitarán a nuestros pacientes. El tratamiento específico de la mayoría de estas lesiones es la cirugía, la cual ha demostrado disminuir las complicaciones, secuelas y la mortalidad. Nuevas técnicas quirúrgicas y materiales de instrumentación han permitido obtener mejores resultados clínicos para nuestros pacientes.
Las fracturas de pelvis comprometen el anillo pelviano que protege órganos internos, transmite la fuerza entre nuestro tronco y las extremidades, y es fundamental para la marcha. Estas fracturas pueden ser benignas y serán tratadas conservadoramente o ser el resultado de un grave traumatismo e inestabilidad de la pelvis, la cual requerirá tratamiento quirúrgico. Las tasas de mortalidad para pacientes que sufren fracturas pélvicas varían del 10% al 50%. En el contexto de un paciente poli-traumatizado con una fracturas de pelvis inestable y potencialmente mortal, el tratamiento inicial debe seguir los protocolos de soporte vital avanzado para traumatismos y el control de la pérdida de sangre mediante una combinación de intervenciones médicas. La coordinación del equipo de trauma facilita los esfuerzos de reanimación eficientes y afecta el manejo al optimizar su resultado.
Hemos observado un aumento de la incidencia de fracturas de pelvis por alta energía debido al aumento de los accidentes automovilísticos y a su vez también un aumento significativo de las fracturas de pelvis por fragilidad, debido a la mayor expectativa de vida y población adulto mayor.
La cirugía puede ser realizada percutáneamente, es decir, con pequeños abordajes, o requerir una reducción abierta y grandes abordajes. Esto dependerá del desplazamiento de la fractura y sus lesiones asociadas. Nuevas tecnologías nos han permitido realizar procedimientos mínimamente invasivos, confirmar la calidad de reducción de la fracturas y la posición de los implantes.
Nuestros objetivos quirúrgicos son lograr una rápida movilidad, disminuir el dolor, prevenir la deformidad y reducir las complicaciones. Con una adecuada rehabilitación post operatoria buscaremos recuperar la marcha y la funcionalidad previa de nuestro paciente.
Las fracturas de acetábulo son aquellas que comprometen la parte superior de la articulación de la cadera. Es la cavidad donde articula la cabeza femoral y es fundamental para una adecuada movilidad y función. Son poco frecuentes, corresponden a un 2 % de nuestras fracturas, sin embargo es una las lesiones más complejas tratadas por cirujanos ortopédicos. Se pueden asociar a otras lesiones las cuales deben ser evaluadas y tratadas específicamente. Su estudio inicial es con imágenes de radiografía y tomografía computada (scanner) para determinar cual es el mejor tratamiento.
Los objetivos específicos del tratamiento de la fractura acetabular son restaurar la congruencia y la estabilidad de la articulación de la cadera. De esta manera lograremos un resultado clínico satisfactorio con una rápida movilidad de nuestro paciente. El manejo dependerá del tipo de fractura acetabular, las características del paciente, como su estado previa, capacidad funcional y calidad ósea. En algunos casos serán bien tratados conservadoramente y en otros lograremos nuestros objetivos mediante la cirugía. Las alternativas de tratamiento quirúrgico incluyen una cirugía percutánea, una reducción abierta y fijación interna con uso de placas y tornillos, y por ultimo también podemos utilizar una Artroplastia Total de cadera de forma inmediata o tardía. Cada opción de tratamiento tiene el potencial de resultados satisfactorios en pacientes adecuadamente seleccionados. La literatura ha reportado buenos a excelentes resultados funcionales hasta en el 80% de las fracturas acetabulares tratadas quirúrgicamente a los 20 años. Múltiples factores influyen en el resultado clínico después de una fractura acetabular, incluidas patologías preexistentes, consideraciones quirúrgicas y complicaciones postoperatorias.
El periodo posterior a la cirugía dependerá de sus lesiones asociadas y requerirá un periodo de rehabilitación junto a nuestro equipo de fisiatras, kinesiólogos y terapeutas ocupacionales, fundamentales para la recuperación del paciente. Nuestro desafío es mejorar nuestro tratamiento y maximizar los beneficios que se pueden ofrecer a los pacientes.