El trasplante de médula ósea o también denominado trasplante de células madres hematológicas, es un tratamiento médico que se utiliza en pacientes con cáncer, ya sea leucemia, mieloma o linfoma. Sin embargo, también es recurrente para tratar enfermedades que afectan al sistema inmunitario.
Este procedimiento es recomendado para reemplazar la médula ósea que está enferma, presenta daños así como proporcionar nuevas células madres que ayudarán a destruir las células cancerosas del organismo.
En Clínica Bupa Santiago contamos con un Centro de Oncología donde trabajan médicos especialistas en trasplantes de médula en Chile, quienes cuentan con la experiencia y equipamientos sofisticados para realizar este y más procedimientos.
La médula ósea es un tejido que se encuentra al interior de los huesos del organismo que cuenta con vasos sanguíneos y provee de todos los elementos figurados que la sangre contiene. Dependiendo de la cantidad de precursores de glóbulos rojos, la médula ósea puede adquirir distinta coloración entre el rojo y el amarillo.
Todo el sistema es fundamental para el funcionamiento del sistema, tanto inmunitario como el de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
El doctor Jorge Alfaro, médico jefe de nuestra Unidad de Oncología, explica que “el trasplante de médula ósea o de progenitores hematopoyéticos como solemos llamarlo, puede ser realizado con progenitores autólogos (del mismo paciente) o alogénicos (de un donante de médula, generalmente de un familiar histocompatible)”.
Este procedimiento, señala el especialista, se realiza en distintas fases, las cuales dependen del tipo de trasplante que se realice. Estas son:
Los progenitores hematopoyéticos se obtienen a través de la médula ósea, la sangre y también en la placenta. “En Clínica Bupa Santiago, obtenemos los progenitores hematopoyéticos desde la sangre de los pacientes. Es un método más sencillo y de muy bajo riesgo en el que se utiliza una máquina de “aféresis”. El paciente se conecta a través de una vena desde donde se obtiene la sangre, esta se dirige al dispositivo, que mediante un procedimiento de centrifugación selecciona la fracción que es rica en progenitores hematopoyéticos, y devuelve el resto de glóbulos rojos y plaquetas al paciente. El sistema se detiene cuando se ha alcanzado una cantidad suficiente para un trasplante”, explica el Dr. Jorge Alfaro
En relación con esta segunda fase, el especialista señala que “generalmente, los pacientes sometidos a trasplante son portadores de una enfermedad maligna hematológica, en que el trasplante es su mejor alternativa. Para estos fines se administra quimioterapia, cuya intensidad es variable dependiendo de la enfermedad de base. Esta quimioterapia está asociada a periodos más o menos largos de neutropenia, anemia y trombocitopenia. Por esta razón se utilizan los progenitores hematopoyéticos que ya habíamos recolectado. Para acortar los períodos de mayor riesgo”.
“Esta es la parte más importante del trasplante, pues los progenitores hematopoyéticos son infundidos al paciente. Se realiza igual que una transfusión de glóbulos rojos o plaquetas. Existen algunas diferencias si los PH han sido criopreservados, pues deben primero descongelarse, pero esto no cambia el sentido del procedimiento. Los PH vuelven a su medio, y continúan haciendo su trabajo. Solo dejamos que los progenitores hematopoyéticos vuelvan a la médula ósea, busquen su nicho natural y, sigan su propio destino”, explica el doctor Alfaro.
“La formación de los elementos maduros de la sangre demora un tiempo. Los progenitores trasplantados deben proliferar y luego diferenciarse, lo que toma 2 a 3 semanas en condiciones normales. Por lo que desde el momento de la infusión de los progenitores hematopoyéticos hasta que está la sangre en condiciones normales transcurre un tiempo, en el que el equipo médico debe vigilar y compensar estos déficits. Este período el paciente se encuentra hospitalizado en salas especiales para evitar algunos tipos de infecciones oportunistas”, indica el especialista de Clínica Bupa Santiago.
“Una vez que los pacientes alcanzan unos valores críticos, pueden ser dados de alta y continuar su recuperación de manera ambulatoria. Sin embargo, existen algunas funciones que demoran más tiempo en estabilizarse, fundamentalmente el equilibrio que guarda el sistema inmune. Por esta razón, y a pesar de estar ambulatorio, los pacientes pasan por unos meses de fragilidad”, concluye el médico oncólogo.
Para ser donante de médula ósea en un trasplante se deben cumplir las siguientes características:
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