Los traumas maxilofaciales son todas aquellas heridas o fracturas que puede sufrir el macizo facial a consecuencia de una fuerza externa, como un golpe, agresión o accidente. La fractura facial más frecuente es la nasal, seguida por la orbito-malar (pómulo) y mandibular (mandíbula). Cuando se producen fracturas, la mayoría de las veces se resuelven con cirugía.
El trauma dental o dentoalveolar, por su parte, consiste en heridas o fracturas de los dientes y sus estructuras de soporte, casos que aumentan en periodo de vacaciones y verano.
En caso de que un diente se caiga con un golpe, es importante que se realice la reimplantación lo más rápido posible (en caso de ser dientes permanentes y definitivos). El paciente debe llevarlo de forma urgente a un servicio de urgencia dental o maxilofacial en un medio adecuado, como un vaso con leche de vaca.
Los deportistas son algunos de los pacientes más comunes de este tipo de casos, por la naturaleza de las actividades que practican. En este sentido, la mejor forma de prevención de este tipo de traumas es ocupar medidas de seguridad al hacer deporte, como protectores bucales. Frente a un trauma maxilofacial lo ideal es la consulta temprana en un centro especializado.